Acaba la feria y ¡horror! Manchón en el pantalón que tan bien te queda, o en la camisa nueva, ¡o en el traje de flamenca! Imposible, no ha podido ser culpa tuya. Te has llevado todo el día (y la noche) teniendo extremo cuidado. Te has re-remangado comiendo, has evitado andar cerca de los caballos, te has alejado de los niños que corretean con algodón de azúcar, grasientos buñuelos bañados en sirope o helados semiderretidos por el calor. Pero lo que más trabajo te ha costado es esquivar a la gente que va bautizando a otra gente con rebujito. Y ni aun así.
Si pese a todas las precauciones (que no han sido pocas) vuestra prenda favorita ya se ha manchado, es hora de llevarse las manos a la cabeza porque ya no hay vuelta atrás… O puede que sí. Hoy no vengo a ofreceros un trato a cambio de vuestras almas desesperadas. Tampoco os traigo un libro de hechizos y conjuros sobre las artes oscuras de la desaparición de manchas. Sencillamente os traigo una lista de trucos infalibles para quitar manchas cuando aún estamos a tiempo.
¡ATENCIÓN!
Ante todo debéis saber que lo que nunca hay que hacer es empapar la prenda manchada o intentar enjuagarla directamente con agua. Con eso solo conseguiremos que la mancha se extienda un metro cuadrado por segundo. Tampoco es correcto darle calor, ni planchar o meter la ropa en la secadora si no se ha quitado la mancha antes; eso solo ayuda a que la mancha se agarre con más fuerza. Lo más importante es retirar el exceso de ‘lo que quiera que sea’ que ha manchado la ropa con simples toques de servilleta o con un trapo limpio. Esto nos facilitará mucho la tarea.
Después de grabar esta advertencia en vuestro código genético ¡vamos a extirpar esas manchas! Ahora que aún estamos a tiempo.
Estás arreglándote y todavía no es momento de pringarse, pero la velocidad de maquillaje que llevas hace que inevitablemente la barra de labios ruede por el escote abajo dejando su huella en tu vestido. ¡No temas! Frota suavemente la mancha con tiza blanca, vaselina o un poco de pasta de dientes (si es básica de color blanco mejor) y el rastro se desvanecerá. Si tu problema es que te has puesto de polvos (y me refiero al colorete) hasta la coronilla, humedecer con un poco de champú o remojar en agua con limón es la solución.
Si, en cambio, vas con prisas pintándote las uñas y se derrama el esmalte, jamás de los jamases lo riegues todo con quitaesmalte o acetona para arreglarlo (aunque sea lo primero que se te pase por la cabeza), porque entonces tendríamos un problema aún más gordo. El truco está en utilizar un poco de acetona (sustituible por agua oxigenada en prendas más delicadas para evitar que se destiñan) de la siguiente manera.
Coloca un par de servilletas de papel (cuanto más absorbente mejor) sobre una superficie lisa. Deja la prenda boca abajo encima de las servilletas, de manera que la parte manchada esté en contacto con el papel. Humedece la parte de atrás de la zona manchada con la ayuda de un algodón empapado en acetona, siempre con toques suaves. De esta manera la mancha se va transfiriendo poco a poco a las servilletas de papel. Después aclara cuidadosamente la zona manchada. Lo ideal sería repetir esta acción hasta que las servilletas dejen de teñirse con el color del esmalte. Revisa la mancha y cuando no quede rastro del esmalte de uñas ¡a lavar! Si utilizas algún producto quitamanchas, el resultado será impecable.
Pongamos ahora que tu plan es cambiar el color de tu pelo y quiere la desgracia que en el proceso el tinte salpique misteriosamente tu ropa. No desesperes. Busca la caja y comprueba la lista de ingredientes. No sé si todos los sabéis, pero en este tipo de productos (y en todos en general) los ingredientes se ordenan en función de la cantidad que contiene, de mayor a menor. Si se trata de un tinte a base de agua (si el agua es uno de los primeros ingredientes en la lista) bastará con que apliques un poco de champú y aclares inmediatamente. Si por el contrario, no tienes muy claro de qué está hecho el tinte, te propongo el truco infalible: retira el exceso de tinte, humedece la zona y rocía la mancha con laca. Sin miedo. La laca evitará que el tinte se fije en la ropa y será tu mejor aliada para arrancar la mancha de cuajo una vez dentro de la lavadora.
Ya tenemos una edad para saber cómo se come sin ponerte perdido. Pero reconozcamos que nunca dejamos de ser tan niños como para olvidarnos de los churretes que sin darnos cuenta (y sin nuestro permiso, claro está) nos saltan a la ropa.
Si eres de los que toman aceite hasta con cuchara o de los que se rechupetean los dedos con la grasa de un buen churrasco, probablemente necesites saber que si te manchas puedes echar un poco de talco y seguir comiendo mientras se seca. Cuando llegues a casa frotas con un poquito de agua y detergente y listo. Si la mancha es reciente también sirve el concentrado para lavavajillas a mano (Mistol o Fairy de toda la vida): se frota un poco y a la lavadora. Si la mancha ya está seca hay otra opción: deja la prenda en remojo en una mezcla de agua y vinagre, luego lava la zona con jabón y despídete de la marca de grasa.
Quizás eres de los que no comen si el plato no va acompañado de una salsa para mojar. Están muy ricas, todas, pero son la pesadilla de la ropa. Lo más efectivo es dejarlas en remojo un par de horas en agua fría con detergente de lavavajillas y lavar después con normalidad.
El café es otro de los grandes enemigos de nuestra ropa, pero su huella no se resiste a la mezcla de agua y vinagre. Si aún así le cuesta marcharse, añade un poco de alcohol y tendrás un líquido milagroso para borrar su rastro. Dicen las lenguas expertas que la yema de huevo es muy eficaz y funciona tanto en ropa blanca como en tejidos más delicados de limpiar como la lana. Aplicar, lavar y listo.
El chocolate es delicioso y más de uno perdemos la cabeza por su dulzura y sensualidad, pero también es un adversario digno de temer. No obstante, si se cruza en tu camino basta con aplicar agua carbonatada (A.K.A agua con gas) sobre la mancha cuando está fresca. Si ya está seca un buen truco es dejar la prenda un par de horas en remojo en agua muy caliente con jabón.
Por último, y aunque quizás sea menos usual, hay que tener mucho respeto a las manchas de tinta. No obstante, si quieres borrar cualquier trazo de tu ropa, solo tienes que dejarla en remojo en leche bien caliente antes de lavarla.
Si cualquier mancha se os resiste y todo intento frustrado por ganarle la batalla solo empeora la situación dejad de insistir, por favor. Llevadla a una tintorería y dejadla en manos de verdaderos profesionales de esta ciencia. Si ellos no pueden salvar la vida de tu camisa-amuleto, nada podrá hacerlo. En ese caso os recomiendo vestir el negro y llorar su pérdida… hasta que encontréis otra mejor.
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