19 de mayo de 2014

Gana la batalla al fondo de tu olla quemada


Este es uno de los problemas más serios que se viven en las trincheras de los superindependientes. Así que vamos al grano. Si eres de los que aún no le han cogido el truco a eso de vigilar la comida mientras está al fuego, o de los que las horas les vuelan al teléfono mientras la olla chirría; y por alguno de estos (entre muchísimos otros) motivos convives con una costra de carbón en el fondo de tus cacerolas: ¡atento! Hoy te ayudamos a salir del apuro. 
Olla al fuego con fondo quemado
Incienso con aroma a «se me ha pasado el arroz» 
Si lo que queda en el fondo de la cazuela es un ligero aroma a comida cocinada más de la cuenta, y alguna prueba de que has estado a punto de meter la pata, el agua y la sal son el truco más sencillo e ideal. Primero que nada friega el cacharro como de costumbre, para que quede lo más limpio posible. Después cubre el fondo con agua caliente y dos cucharadas de sal. Deja remojar unos minutos y frota suavemente con un cepillo de dientes viejo o con un trapo de nailon para quitar los restos. Si aún se te resisten vuelve a echar agua y sal y pon la cazuela a hervir. Deja enfriar y limpia de nuevo. 

Restos de «hoy se me han pegado hasta las sábanas» 
No hemos llegado a tiempo y el daño está hecho. Solo queda tratar de repararlo. Si tu cazo y tu almuerzo han sufrido quemaduras de segundo grado, (cuando termines de recoger el estropicio) cubre la zona afectada con agua caliente, añade un poco de detergente de lavavajillas y ponlo a hervir a fuego lento. A FUEGO LENTO, que no se te vuelva a ir la mano. Cuando haya hervido apártalo y espera a que se enfríe para frotar suavemente con un cepillo de dientes viejo o un trapo de nailon. Este paso no cambia (y jamás cambiará). 

Si por casualidad sabes que tu olla es de acero inoxidable, prueba a cubrir la parte quemada con vinagre blanco y dejarlo hervir. Apaga el fuego, deja enfriar, frota y limpia. El vinagre evitará que tus cacharros se estropeen y dejará su superficie más brillante. 

Productos para limpiar el fondo de la olla quemada

Recuerdo de un día en que el Vesubio sepultó Pompeya 
Si tu problema es más serio y no logras ver lo que antes era el fondo reluciente de tu cacerola nueva prueba con el bicarbonato de sodio. Llena generosamente una cuchara y espolvoréalo sobre el fondo de la cazuela. Añade dos vasos de agua y deja que hierva unos minutos a fuego lento. Mantén esta medida de agua y bicarbonato y dóblala cuanto mayor sea el tamaño de los pedruscos de carbón que has cocinado. 

«Abracadabrapatadecabra» 
La verdad es que no sé qué diantres habrás hecho para llegar a este nivel de calcinamiento. Pero si NINGUNO de los trucos anteriores ha funcionado con el fondo de tu olla quemada, prepárate para conjurar el hechizo más poderoso. Primero avisa a todos tus compañeros de piso, que sean conscientes de lo que vas a hacer. Después prepárate para poner en marcha la campana (A.K.A extractor), abrir bien las ventanas, colocarte unos guantes de protección y buscar un sitio seguro en el que evitar el sofocón. 

Y aquí tienes tu poción multijugos: cubre el fondo de la olla con agua y añade un chorrito de lejía. Como lo lees: le-jí-a. Cuida que sea un chorrito, porque en este caso “más vale que falte que no que sobre”. Ponlo a hervir unos minutos y huye para que no respires el vapor que desprende la mezcla. Cuando vuelvas coge aire (o utiliza mascarilla, tú decides), deja enfriar y limpia con normalidad pero con cuidado: siempre utilizando guantes. 

Si esto no limpia el fondo negro de tus cacharros, ya no habrá nada que pueda salvarte de tus pecados.

Ángel

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